La experiencia más terrible fue el bombardeo del 1 de mayo, cuando vieron la muerte. Bazán y Felipe dormían, Bulzoni estaba de guardia. "Me despertó el bombardeo", dice el primero y desliza que puede ser la causa de su insomnio. "Fue tremendo, me despertaron los tiros, los cañonazos, me impactó esa imagen de guerra total y ver muerto a un compañero", añade Felipe. "Ese primer ataque fue terrible: bombas, sirenas, misiles por el aire, una noche fría y el corazón que me quería salir por la boca, no se olvida más. Después, combatiendo día y noche, se vuelve cotidiano", acota Bulzoni. Y añade: "hasta ahí, desde que llegamos, todo fue lindo, luego se puso en juego tu vida".
A los tres no les hace falta leer el informe Rattenbach para saber que hubo errores militares. "Las falencias se vieron allí", dice Bazán. "Había oficiales y suboficiales que creían que la guerra no iba a llegar", apunta. Bulzoni agrega: "se veía la improvisación, la falta de experiencia, no era lo mismo que la lucha contra la subversión, ellos tenían tecnología y nosotros ni siquiera tres meses de instrucción. Pero gritábamos 'viva la Patria' y llorábamos de alegría cada vez que le pegábamos a un barco inglés".